¿57 puñaladas en defensa propia?
No se puede negar que la homofobia en la actualidad, es una forma de rechazo a los homosexuales, que con libertad (como debe ser), ejercen sus opciones sociales sin más trabas que las que pone el entorno.
Si miramos en la Historia, la homosexualidad era algo normal en la antigua Grecia, donde se consideraba normal que un muchacho en la pubertad se entregara a un hombre de mas edad, el cual se ocupaba de la educación política, social, científica y moral del amado.
También es destacable que la homosexualidad femenina no estaba bien vista; la máxima griega era, a este respecto, que "la mujer era para la reproducción, pero el hombre para el placer".
En la antigua Roma, si bien algunos autores como Tácito o Suetonio contemplaban la homosexualidad como un signo de degeneración moral e incluso de decadencia cívica, era relativamente frecuente que un hombre penetrara a un esclavo o a un joven, mientras que lo contrario era considerado una desgracia.
La persecución de la homosexualidad por la Iglesia Católica fue constante a lo largo de la Edad Media, si bien la sodomía era una acusación útil que a veces se unía, y no siempre se distinguía, de la de herejía, lo que hace francamente difícil cualquier análisis.
Durante los siglos V al XVIII, la tortura y la pena capital, generalmente en la hoguera, eran los suplicios a los que se condenaba en la mayor parte de Europa a los homosexuales.
Durante la época nazi, se consideró a la homosexualidad una inferioridad y un defecto genético, por lo que se aplicó un artículo de una ley del código penal alemán de 1871. Se trataba del párrafo 175 que decía: "Un acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino o de humanos con animales es punible con prisión. También se puede disponer la pérdida de sus derechos civiles."
En la actualidad, muchas sociedades, han dedicado esfuerzos en la lucha contra la homofobia, reconociendo los mismos derechos a los homosexuales como a los heterosexuales. Me refiero a la normalización del matrimonio, adopción de hijos, y todos los derechos adquiridos mediante su convivencia.
Hasta aquí todo correcto. Pero veamos como ha respondido la "sociedad" a este hecho.
En pleno siglo XXI, influenciados por la Religión, las costumbres ancestrales, la poca amplitud de miras, una gran mayoría de personas, ven como aberrante la unión de dos personas del mismo sexo, y desatan sus propias frustraciones contra el colectivo homosexual.
Tampoco ha ayudado a su normalización el gran despliegue mediático de personajes, que hacen de su homosexualidad, de forma morbosa, su "modus vivendi". De todos es conocido, que muchos programas televisivos, han utilizado a personajes como "figura mediática" para obtener beneficios en "razón de la audiencia", por sus escándalos y exhibicionismo público en programas de gran audiencia.
Pero de aquí a justificar el asesinato, hay un largo trecho.
Veamos la noticia:
"Ocurrió hace dos años y medio, un 12 de julio. Esa mañana Jacobo Piñeiro llegó a la ciudad desde Cangas, donde residía, para pasar un día de juerga en el Strong, uno de los after más radicales del centro. Había consumido "varios gramos de cocaína y cubatas de whisky". Allí conoció a un camarero, Isaac Pérez, con quien se iría sobre las cuatro de la tarde hacia su piso. Isaac, de 27 años, vivía con el brasileño Julio Anderson Luciano, de 32. En la vivienda, Isaac y Jacobo se encerraron en una habitación toda la tarde y siguieron consumiendo coca. Julio se presentó sobre las nueve y media con más amigos, que se marcharon sobre la una y media.
Jacobo asegura que Isaac se le presentó a las cuatro de la madrugada, desnudo, con la intención de acostarse con él y que él lo rechazó. Ante la negativa, "volvió con un cuchillo y se abalanzó sobre mí", dijo durante el juicio para justificar que actuó en defensa propia. Según su versión, le quitó el arma y le propinó las dos primeras puñaladas en el vientre y en el hombro. Después vendrían otras 33. Su compañero corrió suerte parecida. Recibió 22 puñaladas, algunas por la espalda, "la mayoría innecesarias para la consecución de su muerte, aumentando deliberada e inhumanamente su sufrimiento", según consta en el escrito de la fiscalía. Isaac en un momento intentó encerrarse en su habitación para llamar a la policía. No pudo. El ahora absuelto dio una patada en la puerta y le quitó el móvil antes de apuñalarlo repetidamente en la cara.
Una vez muertos, Jacobo permaneció en la vivienda hasta las nueve de la mañana buscando algo con que prender fuego. Se duchó y tapó sus heridas con una bolsa -tenía un corte en la palma de una mano, una brecha superficial en la cabeza y otra en las piernas-. Cerró las ventanas, abrió el gas, plantó cinco focos, [dos de ellos encima de los cadáveres] y se fue. No sin antes llevarse en una maleta todo lo que encontró de valor. Para el Fiscal y la acusación particular, todo fue "pensado y calculado fríamente" con el propósito "de hacer creer que sus víctimas habían sido objeto de un robo violento".
Estos fueron los hechos, aunque sean lamentables, peor lo son los resultados del juicio. Suenan a una nueva Inquisición, cuando todos somos iguales ante la Ley, sin discriminación de raza, sexo, religión y creencias.
A veces asquea ver la reacción de la gente frente a estas situaciones. Los que no pensamos igual, tal vez un dia seremos perseguidos por estos personajes que "siguen viviendo" en la Edad Media. Ya solo nos queda esperar ver como queman en la hoguera en la Plaza Mayor a los homosexuales, como si de "antiguas brujas" se tratara, y lo peor será, que cientos de personas irían a verlo, como si de un "circo Romano" se tratara.
Para acabar, aunque no sea homosexual, solo me queda animar a este colectivo, para que no dejen de luchar por sus derechos, y que sepan, que no todos los ciudadanos somos homófobos y que estamos mano a mano y hombro por hombro dispuestos a educar a nuestros hijos a respetar todas las tendencias para que en un futuro próximo, no tengamos que lamentar hechos como el que hoy valoramos.
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