El primer mártir cristiano, San Esteban, murió lapidado. Saulo de Tarso, el futuro San Pablo, dedicado entonces todavía a la persecución de los cristianos, participó pasivamente en la lapidación, observando la escena mientras guardaba la ropa de los apedreadores. La lapidación era una pena habitual en la época, arraigada desde la antigüedad en la tradición judía. En la Biblia, las referencias a las lapidaciones son numerosas:
"Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos (...) le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios."Cuando Jesús de Nazaret, ante el caso de una mujer adúltera a la que la multitud quiere apedrear, dice que "Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra", se refiere a una costumbre asociada a las condenas a lapidación: los acusadores, si se dictaba la sentencia, debían iniciar la lapidación, con lo que si posteriormente se descubría la inocencia del condenado, los acusadores podían ser acusados entonces, además de perjurio, de asesinato.
Deuteronomio, 13:7-11"Si una muchacha virgen está prometida a un hombre y otro hombre la encuentra en la ciudad y yace con ella, sacaréis a los dos a la puerta de aquella ciudad y los lapidaréis con piedras, de suerte que mueran."
Deuteronomio, 22:23-24
En el Corán, a diferencia de la Biblia, no se mencionan las lapidaciones. Pero fue aplicada ya por el segundo califa del Islam, Umar ibn al-Jattab, quedando incorporada a la jurisprudencia musulmana posterior. Al existir esta contradicción entre la jurisprudencia y el Corán, su aplicación a lo largo de los siglos ha sido moderada. En la actualidad, defienden su uso juristas de Arabia Saudí, Irán y Nigeria.
Casos recientes:
Safiya Hussaini fue condenada a morir lapidada el 9 de octubre del 2001 por un tribunal islámico de Gwadabarwa, estado de Sokoto, en Nigeria. Se la acusó de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Safiya estaba divorciada, y la hija que había tenido fue la causa y prueba suficiente para condenarla. Tras una larga campaña de Amnistía Internacional a nivel mundial para anular la condena, fue absuelta el 25 de marzo de 2002. El motivo de la absolución fue, según los jueces, la falta de oportunidad de defenderse la acusada. Es decir, el tribunal no cuestionó su potestad, según la ley islámica, para condenar con la muerte las relaciones sexuales de la acusada fuera del matrimonio.
Al mismo tiempo que Safiya Hussaini era liberada, Amina Lawal, otra mujer nigeriana de 31 años, era también declarada culpable, el 22 de marzo de 2002, de tener una hija fuera del matrimonio. Estaba divorciada desde el 2000. El padre de la niña, un hombre que le había prometido casarse conm ella, fue absuelto por falta de pruebas, debido a que ella no pudo presentar los cuatro testigos que exige la ley islámica (lo mismo le había sucedido antes a Safiya Hussaini). Su ejecución fue inicialmente aplazada hasta enero de 2004, cuando hubiera destetado a su hija. A causa también de la presión internacional y del mismo gobierno de Nigeria, contrario a la aplicación de las leyes islámicas, fue absuelta el 25 de septiembre de 2003.
Desde 1999, en 12 de los 19 estados del norte de Nigeria de mayoría musulmana casos como los de Safiya Hussaini y Amina Laval se pueden castigar con la pena de muerte por lapidación.
En Irán, el Código Penal especifica claramente cómo ha de llevarse a cabo la lapidación y el tipo de piedras que han de utilizarse. Su artículo 102 dispone que los hombres han de ser enterrados hasta la cintura, y las mujeres, hasta el pecho. Al artículo 104 establece, en relación con la pena de lapidación impuesta por adulterio, que las piedras no han de ser "ni tan grandes como para matar a la persona ni tan pequeñas que no puedan considerarse piedras". Algunos informes indican que en Irán, en 2002, se ordenó la suspensión temporal de las ejecuciones por lapidación y el uso en su lugar de otro tipo de penas, pero parece ser que se ha dictado alguna condena (no existen indicios de que se haya ejecutado).
Recientemente, en Afganistán, una mujer feu lapidada:
"Una mujer, de 29 años, ha sido apedreada públicamente hasta la muerte en Afganistán el pasado fin de semana, tras ser condenada por adulterio por un tribunal islamista. Es la primera sentencia de ese tipo tras la caída del régimen talibán en 2001."En todas las épocas en las que se aplica la lapidación existe un hilo conductor: las víctimas preferentemente son mujeres acusadas de adulterio. Es sin duda la pena de muerte más sexista y más ligada a un tipo de delito específico, ya que los casos en las que se aplica o aplicó como pena por otros delitos son mucho menores.
Lapidan hasta la muerte a una mujer adúltera. Periodista Digital, 26-4-2005
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