La violencia en las parejas lesbianas
Resumen del estudio Élargissement du cadre d’analyse féministe de la violence domestique masculine à travers l’étude de la violence dans les relations lesbiennes (Ampliación del cuadro de análisis feminista de la violencia doméstica masculina a través del estudio de la violencia en las relaciones lesbianas) de Vanessa Watremez
Primera constatación : no se dispone de ninguna estadística fiable. En efecto las estadísticas sobre la violencia en las parejas lesbianas varian entre 11% y 60 %. Eso muestra que lo que se busca ya sea minimizar y negarla, o ya sea a aumentarla. Además, la invisibilidad social de las lesbianas ne facilita la constitución de estadísticas fiables.
Vanessa Watremez insiste en un punto importante ; tomar en cuenta la realidad de la violencia lesbiana esto es mostrar que la violencia no es exclusivamente masculina. Esto desmonta el mito de la violencia masculina intrínseca.
La autora vuelve de nuevo entonces sobre la noción de genero para explicar la violencia de ciertas mujeres. La mujer de clase "masculina" puede entonces volverse violenta en su pareja.
Daniel Welzer-Lang que ha trabajado sobre las mujeres violentas en las parejas heterosexuales dice así : "Las mujeres violentas que nosotros hemos presentado con el masculino, el poder en su pareja, allí donde los hombres golpeados representan lo femenino. Las violencia que ellas utilizan tanto en su simbólismo, las formas y su definición son unas violencias masculinas domésticas. El binomio de la violencia, la doble definicion de la violencia masculina doméstica y el mito que las legitima se aplican en la totalidad de las violencias estudiadas, sean cuales sean las categorías sociales de los dominantes y de los dominados : hombres, mujeres, niños. El mito de la violencia masculina doméstica es independiente del sexo biológico de la persona violenta. Pero no hablar que unos hombres violentos y negar asi las mujeres violentas, corresponde a una de las formas actuales del mito. Eso acredita la tésis sobre la naturalidad de la violencia de los hombres y evita presentar la violencia masculina doméstica como un fenómeno social." (1)
Hago un breve apartado para explicar que este texto - y mi resumen - no tienen como objetivo minimizar la violencia contra las mujeres, pero queremos mostrar que la violencia es una construcción social y no natural. La autora subraya que los hombres son más violentos que las mujeres porque hay con frecuencia una adecuación entre le género y el sexo. La violencia es masculina (de clase masculina) y no sexual. Mostrando que ella existe entre las lesbianas, la autora hace la demostración: "Esta perspectiva permite desmontar la naturaleza de sexos. No rendir cuentas de la violencia en las relaciones lesbianas, esto es sostener la naturalidad de la violencia de los hombres. Esto es ocultar el sistema que la construye y la sostiene."
Vanessa Watremez precisa que esta violencia puede también ser debida a la lesbofóbia social.
Se puede constatar una diferencia entre las violencias hombre/mujer en una pareja heterosexual y mujer/mujer en una pareja homosexual. La violencia que ejerce el hombre no es que la mantengan unos privilegios que quieren los hombres individualmente y colectivamente (en tanto que grupo dominante). De hecho, una mujer que parece poner en tela de juicio el orden establecido debe ser remitido a su sitio para evitar que este orden no falle. Allá interviene la violencia.
Entre las lesbianas, se ve bien que no haya mantenimiento de privilegios colectivos por la violencia. La violencia ejercida es por tanto al solo beneficio de la mujer violenta : "Desde un punto de vista social, importa subrayar que la violencia entre lesbianas no es una violencia sistemática: es un medio de asegurar el control personal de una individua sobre su compañera. Ella no está sostenida y reforzada por el matrimonio y la familia, la dependencia económica, la división sexual del trabajo, la desigualdad salarial estatutaria entre los sexos y un sistema judicial más tolerante hacia el agresor. Ella no está fomentada directamente por la televisión, el cine, la pornografía. La violencia de los hombres hacia las mujeres, si." (2)
La autora señala que el outing o la puesta a prueba pueden influir en la violencia en la pareja. Seentirse amenazado de outing puede ser un elemento conductor a la violencia ; y solo la sociéedad lesbófoba es responsable de esta. De la misma forma, la puesta a prueba conduce a las parejas lesbianas a esconderse de la violencia exterior que pueden retraducir en su pareja.
La lesbofóbia interiorizada es también una de las posibildades de acciones violentas.
a autora hace un apartado sobre el sistema heterosocial y la binaredad : "Así, se podrá calificar este sistema heterosocial como siendo el sistema que produce el género para producir yt naturalizar a su alrededor el sexo – este sistema produce las categorias binarias hombre/mujer, homosexualidad/heterosexualidad. Reposa sobre la bicategorización y la bipartición y es constitutivo de una sola norma posible. Este sistema heterosocial es entonces una presión social y un condicionante a la normalidad y se impone como siendo lo más natural e ideal. Remite a los hombres y a las mujeres (que produce) a esta norma, modelos y redes de analisis binarios asi propuestos. Creerse hombre o mujer, es creerse en unas categorias ideologicamente construidas y que nosotros hemos preconcebido. Este sistema político ha construido los informes desigualitarios entre los sexos y así, la dominación masculina. Lo que impide, esto es que este sistema formado por los hombres y las mujeres, los heterosexuales y homosexuales ; que está en la base de la construcción de los informes sociales de sexo tales que aparecen hoy día. En efecto, este sistema es una configuración reciente tal se presenta hoy. Las representaciones de los géneros y de los sexos no has sido siempre las mismas (Thomas Laqueur : el paso del modelo de un sexo al modelo de dos sexos en el siglo XVIII)."
El sistema heterosexual produce unas jerarquías que entrañan la violencia. Interiorizar este sistema, "heteronormalizar" eso es integrar esta violencia y poderla reproducir ; esto hacen las lesbianas violentas.
Se jugaría por tanto en estas parejas a las mismas relaciones de poder que las creadas por la sociedad heterocentrada. Escaparse de la influencia de esta sociedad es en efecto casi imposible.
Los estereotipos
- la no violencia femenina : Mostrar la violencia femenina es romper el sistema heterosocial puesto que se pone en tela de juicio la jerarquizacion : mujeres pasivas, amables/hombres dominantes, brutales. Es así mostrar que las mujeres no son una clase única y que el género se construye socialemente de diversas formas.
- el amor o abnegación : Se enseña a las mujeres a ser dependientes, amorosas hasta la abnegación. Pedir o intentar la autonomía es volver a poner en tela de juicio el sistema heterosocial ; el hombre lo remedia entonces por la violencia. Las lesbianas violentas apoyan entonces este sistema y le dan una legitimidad mayor en vez de valorar la autonomía.
- la pareja y sus componentes : En una sociedad heteronormalizada, la pareja debe funcionar de la siguiente forma : "relaciones de dependencia, de fidelidad, de subordinación, de dominación y de "apropiación". La pareja no es más que la cristalización de informes sociales heteronormalizados. La violencia sirve para reafirmar esta complementariedad y las lesbianas no son evidentemente insensibles al modelo impuesto.
El sistema heterosocial se apoya en el género y no en el sexo : "A través del estudio de las variedades que habían en las relaciones sexuales con una persona del mismo sexo pero de género opuesto, constatamos que « la bipartición del género (la diferencia heterosocial) basta para responder a la norma heterosexual."
Así, el sistema heterosocial puede continuar hasta perdurar pero reposa en el género y revela así muy bien su particularidad de ser : la jerarquía preexiste en el sexo, no hay una predominancia del sexo sobre el género, en la base no hay dos sexos que construirían dos géneros. Es esta jerarquización que preesiste y que produce la diferencia de los sexos.
La violencie en las lesbianas no significa entonces una extinción de este sistema que continúa para evolucionar independientemente.
Conclusión
Imaginamos una sociedad que no sería organizada por un sistema heterosocial : esta sociedad no sería construida sobre los valores masculinos o femeninos pero bajo otros valores y este sistema no produciría más la ideología del amor romántico, no prescribirá nunca la inscripción de las relaciones bajo el modelo de la pareja tradicional binaria, entonces no debería hacer posible la violencia en las relaciones binarias pues estas últimas no existirían.
Mathilde
Notas :
1. Welzer-Lang, Daniel. 1996. Les hommes violents. Indigo & Côté-femmes éditions.
2. Demczuk, Irène. 1993. La violence entre femmes ; une violence non-systèmique. Article soumis pour publication à la revue Labrys.
3. Mathieu, Nicole-Claude. 1991. L’anatomie politique, Catégorisations et idéologies du sexe. Côté-Femmes.
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