Los videojuegos infantiles y la violencia
Según se demuestra en estudios realizados, los videojuegos infantiles fomentan la violencia .La práctica de la tortura "virtual" puede ser cotidiana en la vida de los niños y menores de edad cuando acceden, sin ningún tipo de control, a videojuegos que fomentan estas prácticas en las salas de alquiler de videojuegos o en la soledad de su cuarto adquiriendo el videojuego o utilizando Internet se esta convirtiendo en un hecho habitual.
Los niños y menores de edad pueden comprar libremente, sin que nada le advierta de los riesgos, videojuegos que permiten con un "click" torturar lentamente a sus enemigos, liderar una banda en una prisión o degollar a un centinela.
Si el menor de edad quiere consultar la lista de videojuegos acude a revistas especializadas en las que se encontrará que se resaltan las torturas, las matanzas y la sangre como elementos lúdicos relevantes en el ámbito publicitario o de promoción.
Si los padres desean poner límites a estos videojuegos se encontrarán con el hecho de que no hay legislación que pueda regular el fomento de estas prácticas atentatorias contra los derechos humanos y ni siquiera, en una buena parte de los casos, la etiqueta en la carátula de los videojuegos indicará si es un juego para adultos o para menores de 18 años.
Según se demuestra en estudios realizados, los videojuegos infantiles fomentan la violencia .La práctica de la tortura "virtual" puede ser cotidiana en la vida de los niños y menores de edad cuando acceden, sin ningún tipo de control, a videojuegos que fomentan estas prácticas en las salas de alquiler de videojuegos o en la soledad de su cuarto adquiriendo el videojuego o utilizando Internet se esta convirtiendo en un hecho habitual.
Los niños y menores de edad pueden comprar libremente, sin que nada le advierta de los riesgos, videojuegos que permiten con un "click" torturar lentamente a sus enemigos, liderar una banda en una prisión o degollar a un centinela.
Si el menor de edad quiere consultar la lista de videojuegos acude a revistas especializadas en las que se encontrará que se resaltan las torturas, las matanzas y la sangre como elementos lúdicos relevantes en el ámbito publicitario o de promoción.
Si los padres desean poner límites a estos videojuegos se encontrarán con el hecho de que no hay legislación que pueda regular el fomento de estas prácticas atentatorias contra los derechos humanos y ni siquiera, en una buena parte de los casos, la etiqueta en la carátula de los videojuegos indicará si es un juego para adultos o para menores de 18 años.
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