En las familias de hoy en día se está dando un fenómeno cada vez más frecuente y que no se daba en otras épocas. Cada vez son más los padres que se ven obligados a dejar a sus hijos al cuidado de los abuelos durante su jornada laboral, con lo cual los abuelos pasan a desempeñar un rol de padres que en otras épocas no tenían.
En algunos casos extremos llega a producirse el síndrome de la abuela esclava, un cuadro clínico de difícil diagnóstico, pues quien lo padece presenta síntomas de enfermedades comunes, aunque éstas no responden a tratamientos convencionales. Todo esto provoca en la abuela un sufrimiento crónico y un notable deterioro de su calidad de vida.
El Síndrome de la Abuela Esclava es un problema sanitario y social muy frecuente y grave en mujeres adultas, potencialmente mortal, a veces por suicidio.
En origen una "abuela esclava" es una mujer adulta con responsabilidades directas de ama de casa, voluntariamente asumidas con agrado, que, por razones educacionales y psicológicas, tiene un extraordinario sentido del orden, la responsabilidad, la dignidad y el pudor.
Con tan magníficas virtudes es natural que, durante muchos años, estas mujeres han sido extraordinarias hijas, amas de casa, madres y esposas.
Se hicieron abuelas sin darse cuenta, estando en la flor de la vida, fuertes, sanas, incluso bellas. Con agrado asumen la crianza y cuidado de los nietos, como si volvieran a ser madres por segunda vez, pero con un carácter aún más placentero, gratificante y cariñoso.
Agobiadas y presionadas hasta el extremo, cargan con el deber de cumplir simultáneamente varias tareas con eficacia, acierto y puntualidad, siendo además responsables directas de sus nietos o hijos adultos no emancipados.
El síndrome de la abuela esclava se produce por agotamiento consecutivo a estrés o sobreesfuerzo físico y emocional crónicos, sobre todo en relación con las responsabilidades propias de una ama de casa en ejercicio activo. La coexistencia de otras enfermedades adelanta la aparición de manifestaciones clínicas y las agrava.
Lamentablemente, este síndrome es habitual en nuestra sociedad, constituyendo una de las más extendidas pandemias sufridas por las mujeres en el siglo XXI. Es un hecho que en cada familia hay, hubo o habrá una abuela esclava, por lo menos.
En algunos casos extremos llega a producirse el síndrome de la abuela esclava, un cuadro clínico de difícil diagnóstico, pues quien lo padece presenta síntomas de enfermedades comunes, aunque éstas no responden a tratamientos convencionales. Todo esto provoca en la abuela un sufrimiento crónico y un notable deterioro de su calidad de vida.
El Síndrome de la Abuela Esclava es un problema sanitario y social muy frecuente y grave en mujeres adultas, potencialmente mortal, a veces por suicidio.
En origen una "abuela esclava" es una mujer adulta con responsabilidades directas de ama de casa, voluntariamente asumidas con agrado, que, por razones educacionales y psicológicas, tiene un extraordinario sentido del orden, la responsabilidad, la dignidad y el pudor.
Con tan magníficas virtudes es natural que, durante muchos años, estas mujeres han sido extraordinarias hijas, amas de casa, madres y esposas.
Se hicieron abuelas sin darse cuenta, estando en la flor de la vida, fuertes, sanas, incluso bellas. Con agrado asumen la crianza y cuidado de los nietos, como si volvieran a ser madres por segunda vez, pero con un carácter aún más placentero, gratificante y cariñoso.
Agobiadas y presionadas hasta el extremo, cargan con el deber de cumplir simultáneamente varias tareas con eficacia, acierto y puntualidad, siendo además responsables directas de sus nietos o hijos adultos no emancipados.
El síndrome de la abuela esclava se produce por agotamiento consecutivo a estrés o sobreesfuerzo físico y emocional crónicos, sobre todo en relación con las responsabilidades propias de una ama de casa en ejercicio activo. La coexistencia de otras enfermedades adelanta la aparición de manifestaciones clínicas y las agrava.
Lamentablemente, este síndrome es habitual en nuestra sociedad, constituyendo una de las más extendidas pandemias sufridas por las mujeres en el siglo XXI. Es un hecho que en cada familia hay, hubo o habrá una abuela esclava, por lo menos.
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