La violencia callejera
Crecen a nuestro alrededor y se hacen casi cotidianas las noticias de actos de violencia en nuestro país, en nuestra provincia, en nuestro barrio. Lamentablemente la violencia callejera se ha hecho una realidad demasiado frecuente, demasiado cercana , algo demasiado común.
Los medios de comunicación nos traen todos los días noticias de las violencias internacionales, de las guerras, de los genocidios, de los atentados suicidas. Parece ser que el mundo está hecho de estos ingredientes solamente. Pero nada se dice de las violencias más cercanas, las que conocemos por los rumores que después son confirmados, las que ocurren aquí, las que pudiéramos evitar y prevenir.
Es por ello que volvemos nuestra reflexión, una vez más, sobre la peligrosa espiral de la violencia. Esta vez para acercarnos a su dimensión más aledaña, más frecuente, a la que, por desgracia, le damos menos importancia.
la manifestación de la violencia callejera, Esos asaltos para robar, para la violación sexual, para el atraco...Todos podemos recordar alguno de estos hechos en nuestro propio barrio, en nuestra ciudad, en nuestra provincia. Los mayores podrán comparar: siempre han existido actos de violencia, pero parece, que ni eran tan frecuentes, ni eran tan numerosos, ni eran vistos con tanta naturalidad o resignación como ahora.
Matar para robar en la casa de una anciana que vive con su nieto y ser el nieto un cómplice. Matar para robar un automóvil y hacerlo de día en plena carretera. Matar para arrancar del cuello una cadena o para llevarse una bicicleta. Matar por excesos pasionales o por simple envidia. Cada uno de nosotros conoce más de un caso.
Si alguna batalla debe haber en serio y en firme es la batalla contra la verdadera delincuencia. El desorden social, lo hemos dicho varias veces, es señal de deterioro moral y un grave peligro para la gobernabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario