Pocos productos reúnen tantos activos para ser falsificados como una pastilla de Viagra, Cialis o cualquier fármaco contra la disfunción eréctil. Son medicamentos caros, que precisan de receta médica y que no todo el mundo puede tomar (no se receta a personas con cardiopatías). Además, muchas personas no están dispuestas a reconocer ante el médico que tienen problemas de ereccióny mucho menos a hacérselo saber a un farmacéutico. Así que no son pocos los que caen en la tentación de comprar esas medicinas por internet arriesgándose a una intoxicación y alimentando así la maquinaria de la falsificación de medicamentos, una actividad ilícita que organismos como la ONU y policías como los Mossos d'Esquadra califican ya como una "actividad criminal global de primera magnitud".
El sistema de venta está organizado en torno a un complejo entramado de páginas web en las que algunas funcionan únicamente como franquicias anunciadoras que remiten a otras páginas madre, alojadas en servidores de paraísos informáticos. Las primeras son identificables pero su actividad no es punible. Determinar la jurisdicción sobre las segundas, que son las que realmente se saltan la ley, es ardua tarea. La distribución corre a cargo de células aisladas que manejan solamente dos o tres tipos de fármaco cada una.
Los medicamentos falsos más demandados en países occidentales son aquellos asociados al estilo de vida. No son fármacos para tratar patologías graves, sino más bien destinados a problemas comola disfunción eréctil, el sobrepeso, la caída del cabello o a potenciar la musculatura(esteroides). Los expertos aclaran que esto se debe, entre otras cosas, al hecho de que son países donde los tratamientos de enfermedades de enjundia resultan accesibles en mayor o menor grado. Esos productos falsificados adquiridos a través de la web rara vez contienen el principio activoque prometen y, si lo hacen, suele ser en una cantidad muy baja. A veces al analizarlos se hallan incluso componentes dañinos.
Los médicos también alertan de la proliferación de remedios supuestamente milagrosos que carecen por completo de base científica (como es el caso de un extracto de veneno de escorpión que se anuncia como cura contra el cáncer y protección contra los efectos secundarios de la quimioterapia). Asimismo, han detectado que se comercializan productos supuestamente "naturales"que en realidad deben sus efectos a que incluyen componentes farmacológicos.
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