La ignorancia, la superstición y los prejuicios han convertido a los albinos de África en marginados y en presas de quienes creen que determinadas partes de su cuerpo traen buena suerte
Ojos enrojecidos y piel nívea. En Europa no llaman tanto la atención, pero en África son el centro de todas las miradas. Estigmatizados y a menudo traumatizados, perseguidos, maltratados o señalados, se mueven al margen de la sociedad africana. "Los principales factores del albinismo son psicosociales. Hay prejuicios contra todo el que es diferente, y es especialmente duro en las naciones donde la mayoría de la población es de piel oscura", subrayan los organizadores de un seminario sobre albinismo que se celebró recientemente en Johannesburgo.
En otras culturas se cree que el albinismo produce esterilidad o que la persona afectada ha sido castigada por poderes oscuros.Alrededor de una sexta parte de los albinos padece cáncer de piel y muchos de ellos sufren enfermedades crónicas causadas por el sol.
El albinismo es una anomalía hereditaria: si el padre y la madre han desarrollado este defecto genético, hay un 25 por ciento de posibilidades de que el hijo sea albino. La falta de protección contra la fuerza destructiva del sol provoca además trastornos visules a muchos albinos.
El asesinato de albinos en Africa es un crimen asociado al sector de la minería, una actividad clave en Tanzania, donde se encuentran importantes yacimientos de diamantes, esmeraldas, rubíes y zafiros. También es el tercer productor continental de oro, después de Sudáfrica y Ghana. Se piensa que los centros mineros son el mercado habitual para este contrabando de órganos de albinos, y las autoridades creen que los mineros de pequeña escala son los principales compradores. Todo porque, según ciertas supersticiones, las partes de los albinos dan buena suerte, ya sea para librarse de morir en los yacimientos o para encontrar las mejores vetas.
El perverso ritual del asesinato de albinos incluye quemar las chozas de las víctimas. Los asesinos reciben como recompensa una o dos vacas, que les entregan los líderes comunales por su "buen trabajo". Otras veces la recompensa es dinero, unos 100 dólares.
Pero, simultáneamente, en el suroeste surgió un comercio macabro de piel humana, ahora prácticamente extinguido, que va más allá de las fronteras, buscando mercados en Zambia, Malaui o la República Democrática del Congo. No se sabe con certeza qué era lo que movía este contrabando, pero sí se sorprenden del dinero que genera: una pieza de piel humana puede costar 400 dólares; en un país donde la mayoría de la población vive con menos de uno al día.
Ojos enrojecidos y piel nívea. En Europa no llaman tanto la atención, pero en África son el centro de todas las miradas. Estigmatizados y a menudo traumatizados, perseguidos, maltratados o señalados, se mueven al margen de la sociedad africana. "Los principales factores del albinismo son psicosociales. Hay prejuicios contra todo el que es diferente, y es especialmente duro en las naciones donde la mayoría de la población es de piel oscura", subrayan los organizadores de un seminario sobre albinismo que se celebró recientemente en Johannesburgo.
En otras culturas se cree que el albinismo produce esterilidad o que la persona afectada ha sido castigada por poderes oscuros.Alrededor de una sexta parte de los albinos padece cáncer de piel y muchos de ellos sufren enfermedades crónicas causadas por el sol.
El albinismo es una anomalía hereditaria: si el padre y la madre han desarrollado este defecto genético, hay un 25 por ciento de posibilidades de que el hijo sea albino. La falta de protección contra la fuerza destructiva del sol provoca además trastornos visules a muchos albinos.
El asesinato de albinos en Africa es un crimen asociado al sector de la minería, una actividad clave en Tanzania, donde se encuentran importantes yacimientos de diamantes, esmeraldas, rubíes y zafiros. También es el tercer productor continental de oro, después de Sudáfrica y Ghana. Se piensa que los centros mineros son el mercado habitual para este contrabando de órganos de albinos, y las autoridades creen que los mineros de pequeña escala son los principales compradores. Todo porque, según ciertas supersticiones, las partes de los albinos dan buena suerte, ya sea para librarse de morir en los yacimientos o para encontrar las mejores vetas.
El perverso ritual del asesinato de albinos incluye quemar las chozas de las víctimas. Los asesinos reciben como recompensa una o dos vacas, que les entregan los líderes comunales por su "buen trabajo". Otras veces la recompensa es dinero, unos 100 dólares.
Pero, simultáneamente, en el suroeste surgió un comercio macabro de piel humana, ahora prácticamente extinguido, que va más allá de las fronteras, buscando mercados en Zambia, Malaui o la República Democrática del Congo. No se sabe con certeza qué era lo que movía este contrabando, pero sí se sorprenden del dinero que genera: una pieza de piel humana puede costar 400 dólares; en un país donde la mayoría de la población vive con menos de uno al día.
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