LA VIOLACIÓN EN KENIA, UN DELITO INVISIBLE
El informe (Kenia: La violación, el delito invisible) examina la violencia, especialmente la de índole sexual, contra las mujeres, y se centra en la violación a manos tanto de agentes de las fuerzas de seguridad como de ciudadanos particulares. También examina por qué la ley no protege adecuadamente a las mujeres objeto de violencia y por qué quienes cometen actos violentos contra mujeres siguen actuando con impunidad.
Sus conclusiones dan mucho que pensar. En Kenia, las mujeres sufrenabusos físicos y sexuales a diario, en todos los grupos étnicos y sociales.
Son abusos que conmocionan y traumatizan a las víctimas y que socavan la situación de la mujer en la sociedad.
Sin embargo, son actos que, en general, se sufren en silencio.
El gobierno de Kenia debe reformar tanto sus leyes como sus prácticas para poner fin a la impunidad de que gozan quienes ejercen la violencia contra las mujeres, y debe hacer que esas leyes y prácticas sean conformes a las obligaciones que ha contraído en virtud del derecho internacional humanitario”.
El gobierno ha manifestado numerosas veces su intención de promover la igualdad de género mediante la legislación, pero no ha puesto en práctica disposiciones constitucionales y no ha incorporado en su legislación interna ninguno de los instrumentos internacionales que ha ratificado y que promueven y protegen los derechos de la mujer.
El código penal no contempla como delito la violación en el seno del matrimonio, pues se presupone, especialmente en el derecho penal, que con el acto del matrimonio se otorga el consentimiento para mantener relaciones sexuales. En los tribunales de Kenia no se ha impugnado en ningún momento esta presunción. En los casos de violación en el seno del matrimonio se utiliza habitualmente el cargo inferior de agresión, castigado con una pena máxima más leve.
La policía se muestra poco dispuesta a implicarse en casosde violencia doméstica, y mantiene una predisposición contra las mujeres, especialmente las que carecen de recursos económicos. Además, no existen centros estatales donde puedan refugiarse las mujeres que huyen de la violencia doméstica.
Los parlamentarios, los votantes y las mujeres de Kenia deben hacer cuanto esté en su mano para que los derechos de las mujeres sean una máxima prioridad en los programas electorales y para garantizar que los candidatos tienen en cuenta las cuestiones de género, tanto en su política como en su actitud”.
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