Costos indirectos de víctimas de violencia doméstica o sexual
Se ha comprobado que, por regla general, a lo largo de sus vidas las víctimas de violencia doméstica o sexual padecen más problemas de salud, generan costos de atención sanitaria significativamente más elevados y acuden con mayor frecuencia a los servicios hospitalarios de urgencia que las personas que no sufren maltrato. Lo mismo ocurre en el caso de los menores maltratados y desatendidos.
Entre los costos indirectos se cuentan, por ejemplo:
• la provisión de refugios o de otros lugares que ofrezcan seguridad y atención de larga duración;
• la menor productividad como consecuencia de las muertes prematuras, las lesiones, el absentismo, las discapacidades de larga duración y la pérdida de potencial;
• el descenso de la calidad de vida y de la capacidad para cuidar de uno mismo o de los demás;
• los daños a los bienes públicos y las infraestructuras, que conducen al mal funcionamiento de servicios como la asistencia sanitaria, el transporte y la distribución de alimentos;
• la alteración de la vida cotidiana debido al temor por la seguridad personal;
• la desincentivación de las inversiones y el turismo, que pone trabas al desarrollo económico.
Los costos de la violencia rara vez se distribuyen de manera homogénea. Las personas con menos posibilidades de protegerse frente a las adversidades económicas serán las más gravemente afectadas.
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