PRACTICAS SEXUALES CON MENORES CONSENTIDAS A LO LARGO DE LA HISTORIA
Las prácticas sexuales basadas en el poder llevaron a los romanos a crear un conjunto de reglas que establecía distinciones en lo relativo al amor entre los hombres. Los amos utilizaban lo mismo a las niñas que a los niños que de ellos dependían, y además los autores cristianos nos cuentan que los niños expuestos a este tipo de abusos eran criados para ser prostituidos desde muy temprana edad.
Los romanos, al igual que los griegos, pensaban que en la pederastia la posición pasiva, de amado, debía tener unos límites temporales que empezaban en la pubertad y terminaban más tarde o más temprano a una edad poco precisa. Esta consideración valía únicamente para los erömenoi que eran ciudadanos. La posición pasiva en las relaciones homosexuales era generadora de infamia para los ciudadanos; era una posición de esclavo, Fue un homosexualismo limitado a la edad.
El poder de los amos y señores hizo que no pocas veces cuando un joven esclavo resultaba atractivo y agradable, el amo decidía a veces prolongar esta época de gracia castrándolo, recurriendo para esto a los servicios de los médicos que muchas veces también eran esclavos, o servidores sometidos a los señores: « Ya que en contra de nuestra voluntad - escribía el médico Heliodoro - algunos hombres prepotentes nos obligan a menudo a hacer eunucos.». La otra posibilidad, dice, es ponerlos en un banco y cortarles los testículos. Muchos médicos de la Antigüedad hacen referencia a esta operación, y Juvenal dice que habían de hacerla con frecuencia. En todos los jardines se veía un Príapo, con un gran pene en erección y una hoz que simbolizaba la castración. Y aunque Constantino promulgó una ley contra los castradores, la práctica se extendió tan rápidamente bajo sus sucesores que muy pronto los nobles mutilaban a sus hijos para facilitar su carrera política.
Algunos amos querían retrasar lo más posible la aparición de rasgos viriles y de la actividad sexual masculina en sus jóvenes y queridos esclavos, a los que sin embargo no querían castrar. Marcelo, el médico galo del siglo V, da algunas recetas para impedir la madurez sexual. El empleaba medios puramente mágicos y químicos - o mecánicos para impedir la actividad sexual, como la infibulación.
La práctica sexual con los niños no era la fellatio, sino la cópula anal. Marcial decía que al sodomizar a un muchacho debe uno « abstenerse de excitar las ingles manoseándolas. La Naturaleza ha dividido al varón : una parte ha sido hecha para las mujeres, otra para los hombres..Usad vuestra parte». En la Antigüedad se decía con frecuencia que la cópula con niños castrados era especialmente excitante: los niños castrados eran los «voluptates» preferidos en la Roma imperial y a los niños se les castraba « en la cuna» y se les llevaba a lupanares para que gozaran de ellos hombres que gustaban de la sodomía con los niños castrados.
Pablo de Egina, médico de la llamada medicina bizantina de la sociedad esclavista de Bizancio, describió el método comúnmente utilizado para castrar a los niños pequeños: « Como a veces nos vemos obligados en contra de nuestra voluntad por personas de alto rango a llevar a cabo la operación. Ésta se efectúa por compresión, el niño aún de tierna edad, es metido en una vasija con agua caliente, y después, cuando las partes se ablandan en el baño, hay que apretar los testículos con los dedos hasta que desaparecen».
En el Medio Oriente la castración se practicaba a los jóvenes que luego irían a cuidar los harenes de los jefes. En la India todavía se practica entre ciertos jóvenes seguidores de una diosa.
En la antigüedad, el niño vivía sus primeros años en un ambiente de manipulación sexual.
Esta tradición de castrar a los niños se prolongó hasta los tiempos modernos en Europa ya no sólo con el propósito de abusar sexualmente de los niños sino explotarlos económicamente como sucedió con los famosos cantantes castrati y como práctica médica para «curarles » de diversas enfermedades.
Fue en la Italia de la Europa del siglo XVI y en la capilla vaticana, donde a partir del siglo XVII aparecieron escuelas especialmente encargadas de formar castrados o sopranistas, como también se les denominaba. Los primeros castrados fueron utilizados en la Capilla Sixtina del Vaticano en 1562. En Italia existió una verdadera red para captar o secuestrar a los niños, la mayoría de las veces con la autorización de sus familias. Se formaron castrati aún en el siglo XVIII.
Ambrosio Paré cuenta que había por parte de los castradores codicia por los testículos de los niños para utilizarlos con fines mágicos, persuadiendo así a los padres para que dejaran castrar a sus hijos.
El cristianismo por su visión sobre el sexo como pecado llegó a extremos de ponderar a cierto tipo de eunucos, posiblemente a aquellos que se negaban al sexo: « Hay eunucos que nacieron así del seno materno.
Hay eunucos que fueron hechos por los hombres. Y los hay que se hicieron eunucos así mismos por el amor al reino de los cielos.
El que pueda entender, que entienda» (Mateo 19, 12) En el Apocalipsis, la virginidad masculina es ciertamente un valor esencial, puesto que de los 144.000 salvados, los rescatados de la tierra, son todos vírgenes.«No se mancharon con mujeres» (Apocalipsis 14,1-5).
Algunos de los primeros cristianos, Orígenes, llegaron al extremo de castrarse a sí mismos
La circuncisión masculina como práctica ritual se practicó y se practica todavía en muchas culturas, mucho más que la clitoridectomía. Esta última se practicó en Europa del siglo XIX en un momento en que el terror, incubado en las creencias de ciertos sectores cristianos, a la masturbación femenina estaba en apogeo. Fue a comienzos del siglo XVIII, y como culminación del empeño de controlar los abusos cometidos con los niños, cuando los padres empezaron a castigar severamente a sus hijos por masturbarse y los médicos empezaron a difundir el mito de que la masturbación daba origen a la locura, la epilepsia, la ceguera y causaba la muerte.
En el siglo XIX esta campaña llegó a extremos increíbles. Médicos y padres aparecían a veces ante el niño armados de cuchillos y tijeras, amenazándole con cortarle los genitales; la circuncisión, la clitoridectomía y la infibulación se utilizaban en ocasiones como castigo, y se prescribían toda clase de dispositivos restrictivos, incluso moldes de yeso y jaulas con púas.
En Occidente, el ataque más brutal al clítoris- la clitoridectomía o extirpación en la práctica nunca se llevó a cabo hasta las famosas y pronto condenadas operaciones antimasturbatorias de la década de 1870.
En Europa desde la Antigüedad hasta por lo menos finales del siglo XIX, para explicar dentro de un claro etnocentrismo ciertas diferencias con los otros pueblos, se pensaba que en las mujeres egipcias y, más en general, en las que vivían en climas cálidos, el clítoris era de un tamaño anormalmente grande.
Hoy todavía los europeos y las europeas viajan a los países cálidos del Tercer Mundo en busca de turismo sexual.
La desfloración femenina se conoció en culturas diferentes a las descritas entre los indígenas prehispánicos colombianos. En la India y en ciertas tribus africanas, las adolescentes eran desfloradas en una ceremonia especial, sirviéndose de una representación simbólica del lingam (pene) de Shiva, un objeto diseñado a propósito para este efecto, o sentándose sobre el lingam de una estatua de Shiva. La ceremonia tenía lugar a menudo ante toda la tribu y era ocasión de grandes celebraciones. En algunas tribus, una mujer ya de edad se encargaba de efectuar la desfloración de las vírgenes.
1 comentario:
Y la historia trágica de tantos niños se sigue escribiendo, aun en nuestros días con la trata de personas. Lamentable.
Saludos.-
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