Trata de mujeres
El tráfico de mujeres es un fenómeno que hunde sus raíces en la historia y que estuvo ligado desde los orígenes a las guerras, la esclavitud y la objetivación sexual de las mujeres. Durante el período colonial, las mujeres, principalmente las africanas e indígenas, eran traficadas como esclavas con un triple propósito: trabajar como mano de obra gratuita; la reproducción de esclavos, o sea, la producción de más mano de obra gratuita; y servir de objeto sexual. Este último propósito estaba siempre presente aunque el objetivo principal fuera cualquiera de los otros dos y podía darse dentro del mercado matrimonial o con otras figuras como concubina, o simplemente mujer a libre disposición del patrón.
En la actualidad La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que la trata de mujeres y niños, que casi siempre se realiza para la explotación sexual con fines comerciales, genera hasta 8.000 millones de dólares anuales. Las enormes ganancias que obtienen los perpetradores, que cada vez están más vinculados a la delincuencia organizada, han convertido ese delito en una amenaza mundial que se extiende rápidamente.
Las mujeres y niñas pobres figuran entre los principales grupos afectados por los tratantes debido a su marginación y limitados recursos económicos. Algunas participan voluntariamente animadas por promesas de mayores ingresos y la esperanza de dejar atrás la pobreza. Otras lo hace obligadas, y muchas terminan en la prostitución contra su voluntad. El tráfico de mujeres en América Latina, por sus características, puede dividirse en dos: el tráfico interno, que se refiere a la demanda existente en el propio país, y el tráfico externo.
Este último está dirigido a cubrir una demanda más amplia en el mercado internacional y por ello está relacionado directamente con redes europeas y asiáticas, especialmente de Japón; que tienen sus puntos de operación y reclutamiento principalmente en Brasil, Surinam, Colombia, República Dominicana y las Antillas, para los centros de distribución ubicados en España, Grecia, Alemania, Bélgica y Holanda.
Solo en España, los datos facilitados por los centros de acogida y protección sostenidos por instituciones de la Iglesia Católica nos manifiestan que la mayoría de estas mujeres pertenecen a países, sobre todo, de América Latina (Colombia, Brasil, República Dominicana,Ecuador) y del Este de Europa (Rusia, Lituania, Croacia). Este diagnóstico es coincidente con los datos ofrecidos por la Dirección General de la Guardia Civil (año 2000) que citan a América Latina como lugar de procedencia del 70% de las víctimas de la trata de mujeres.
Aunque los países nombrados tienen un papel principal en la organización del tráfico, actualmente las conexiones y envíos se realizandesde casi todos los países de la región.
Pero no sólo los centros de emisión se han diversificado. Las redes de traficantes han creado nuevas modalidades de trata que intentan burlar la tipificación de tráfico. Una de ellas es la del contrato de trabajo.
Generalmente, las redes de traficantes publican avisos en los diarios, ofreciendo empleo en el exterior. En los mismos, incluyen informaciones parciales sobre su trabajo en los países de destino, ocultando un panorama real de las exigencias del mismo. Si bien algunas de las personas que son atraídas por los anuncios tienen una idea aproximada del trabajo que van a realizar, las perspectivas son más glamorosas y atractivas cuando aparecen los anuncios y no se condicen con la realidad que encuentran las mujeres al llegar a destino. Cuando se enfrentan a la situación y se resisten a aceptar su nuevo trabajo, son presionadas y forzadas a realizarlo.
Hoy millones de mujeres en el mundo entero son traficadas con distintos propósitos mostrando un crecimiento alarmante del problema. El negocio mayoritario lo constituye el tráfico con fines de explotación sexual, que, según estimaciones de Naciones Unidas mueve anualmente entre 5 y 7 billones de dólares, con un desplazamiento cercano a los 4 millones de personas en el mismo período.8 En numerosos casos, mujeres traficadas para trabajos domésticos terminan siendo explotadas sexualmente.
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