FORMAS DE EDUCACIÓN INFANTIL Y SUS CONSECUENCIAS
El maltrato infantil está relacionado con el valor social que se otorga a los niños, las expectativas culturales de su desarrollo y la importancia que se da al cuidado de los niños en la familia o en la sociedad y esto a su vez se relaciona con las pautas o formas de crianza y los mitos, creencias y actitudes que los padres albergan en éstas, entre ellas están las creencias acerca de la necesidad de inculcar la disciplina mediante medidas de corrección físicas o verbales inadecuadas, pues desde tiempos inmemorables se ha aplicado la cultura del castigo y el miedo para educar a los hijos y así desarrollar "hombres cabales y de provecho", también existe la idea de que los hijos son propiedad de los padres. Gracias a este mito que data de la época romana, los progenitores creen que gozan de poder absoluto sobre sus hijos.
Algunos estudios señalan que cuando los niños son conscientes de su propia persona, su educación puede ser un reto desconcertante y complejo. Los padres de hoy educan a sus hijos repitiendo los patrones que sus padres les aplicaron, y otros adoptan prácticas muy diferentes a las que utilizaron con ellos y para ello, originando así tres clases de estilos de paternidad y son los siguientes:
- Padres autoritarios
En las familias con padres autoritarios las normas y las decisiones se toman sin espacio para el debate y la participación. Los padres tratan de imponer a la fuerza una autoridad incuestionable. Los padres autoritarios pueden confundir educación con autoridad y por ello considerar que el único modo de educar a sus hijos es a través de normas establecidas bajo su único criterio.
En ocasiones se ha confundido el estilo autoritario con familias con normas excesivamente duras y estrictas. Aunque puede ser el caso, no necesariamente tienen que ser normas muy exigentes sino más bien, normas poco flexibles que son vistas por los hijos como inamovibles y que, generalmente, los hijos aceptan como una imposición externa.
La manera cómo los padres con un estilo educativo autoritario tratan de controlar el comportamiento de sus hijos es a través de la represión y utilizan el castigo como modo básico de resolución de los problemas en el hogar. La comunicación en este tipo de familias es unidireccional, es decir, únicamente se comunican padres con hijos, sin dejar espacio para que éstos se expresen. La comunicación, además, se basa fundamentalmente en la imposición de órdenes. La relación que se establece con los hijos en este tipo de familias suele ser distante y poco afectiva. Los padres, ocupados por mantener el orden, no tienen tiempo para el apoyo y el contacto afectivo.
Este estilo educativo puede dar como resultado dos posibles reacciones contrarias en los hijos:
- Los hijos sometidos a este tipo de educación puede reaccionar con retraimiento e inhibición, convirtiéndose en jóvenes sometidos a las normas, dependientes de otros que les digan lo que tienen que hacer y preocupados por complacer a los demás olvidando sus propias necesidades.
- O, por el contrario, pueden reaccionar con un enorme deseo de transgedir normas, desafiando siempre a la autoridad y considerando que ésta es injusta y perversa. En este caso, aparece el deseo de alejarse del nucleo familiar y de buscar la independencia y la permisividad.
El estilo autoritario tiene una grave consecuencia en el desarrollo de los principios morales en nuestros hijos. Sometidos a una autoridad impuesta, el niño puede no aprender principios morales básicos, diferenciando siempre lo que está bien de lo que está mal por criterios externos. Esto se puede ver más claro cuando le preguntamos a un adolescente por qué robar está mal. Si ha desarrollado adecuados principios morales, probablemente nos responderá que porque le quitamos a otra persona lo que es suyo o porque le hacemos sufrir; sin embargo, el niño sometido a la autoridad y acostumbrado a hacer esto o lo otro según normas externas, probablemente nos responderá que robar está mal porque un policia te puede meter en la cárcel.
En definitiva, el estilo autoritario suele tener consecuencias negativas en el desarrollo del niño. Suelen ser adultos con pocas habilidades sociales, con baja autoestima y poco reflexivas en sus actos.
- Padres permisivos
cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos son la autoexpresión y la autorregulación.
En las familias con padres con un estilo educativo permisivo la educación se basa en la falta de normas y límites. Los padres permisivos o liberales sulen dejar total libertad al niño para realizar aquello que quiera en el momento que quiera. No ejercen la autoridad que tienen como padres de manera que el niño no percibe límites ni pautas de comportamiento, ante la ausencia de mando, el niño suele tomar el poder.
Los padres liberales suelen considerar que son tolerantes y dejan que sus hijos tomen sus propias decisiones, establezcan sus propias normas y regulen solos su propio comportamiento. Sin embargo, a pesar que que este discurso pueda "sonar bien", difícilmente un niño que no conoce normas ni pautas puede tomar adecuadamente sus propias decisiones. Los padres suelen ceder ante las continuas exigencias y demandas del hijo, logrando al final, que el clima del hogar sea insoportable.
Cuando los padres permisivos imponen castigos para lograr controlar el comportamiento del niño, estos castigos suelen ser excesivamente flexibles y el niño pocas veces llega a cumplirlos. Cuando los padres permisivos tratan de imponerse, el niño reacciona con hostilidad e incluso con agresividad, ante el poder que se le está quitando. Desgraciadamente, los padres liberales acaban "tirando la toalla", renunciando a su labor educativa, suelen manifestar que no les gusta el comportamiento de su hijo al que acaban catalogando como "malo y tirano".
Estas consecuencias vienen derivadas de que, al contrario de lo que se piensa, la permisividad favorece la manifestación de agresividad en nuestros hijos y muy a menudo supone que éstos tengan dificultades para regular por sí mismos su comportamiento, lo que puede agravarse en la adolescencia. La falta de normas en el hogar suele llevar, más que al desarrollo de la autonomía y a la madurez, a relaciones de indiferencia hacia los padres y a un bajo desarrollo moral lo que puede llevar a relaciones verdaderamente conflictivas en la adolescencia.
El resultado de este tipo de educación puede ser difícil de predecir. Ante la falta de normas y límites en el hogar, el niño se desarrolla desorientado, expuesto a que la experiencia que viva fuera de su hogar a través de amigos, profesores, familiares y medios de comunicación determinen sus principios y valores.
- Padres democráticos
cuyos valores primarios en la crianza de sus hijos mezclan el respeto por la individualidad del niño con un deseo de transmitir valores sociales en él.
en niños de preescolar es el de padres democráticos pues dirigen las actividades de sus hijos en forma racional, prestan atención antes que al miedo del niño al castigo o a la pérdida de amor. Aunque confían en su capacidad para guiar a sus hijos respetan los intereses, las opiniones y la personalidad de los niños. Son amorosos, consecuentes, exigentes y respetuosos de las decisiones independientes de sus hijos, pero firmes en mantener los estándares y la voluntad para imponer castigos limitados. Explican las razones que sustentan las posiciones que adoptan y favorecen el intercambio de opiniones. Estos niños de preescolar tienden a confiar más en sí mismos y a controlarse, manifiestan interés por explorar y se muestran satisfechos.
Este tipo de educación fomenta de manera óptima el desarrollo equilibrado del niño, fomentando su independencia, su autonomía y el desarrollo moral.
Gracias a este tipo de educación, un adolescente puede responder que robar está mal ya que estás perjudicando a otras personas, dejando de lado el castigo que puede suponer y valorando más los principios éticos de respeto y civismo.
En definitiva, el estilo democrático supone el ejercicio de la autoridad a través de normas adaptadas al desarrollo madurativo del niño a la vez que se fomenta la reflexión crítica de dichas normas y se permiten espacios para el debate y el entendimiento.
- Los Padres Indiferentes
Los padres indiferentes son aquellos que tienen un bajo compromiso en la educación de sus hijos. Generalmente son padres poco implicados en su papel de educadores y por tanto no suelen establecer mecanismos para enseñar a sus hijos ni para fomentar su desarrollo. Es frecuente que estos padres, desconozcan los avances que el niño realiza en el colegio y suelen darle poca importancia a cualquier asunto relacionado con su hijo.
Generalmente, estos padres pasan poco tiempo con sus hijos o, el tiempo que pasan son indiferentes al comportamiento del niño. No se muestran interesados por los posibles avances y los nuevos aprendizajes que el niño va realizando y todo su tiempo lo ocupan en sus preocupaciones en otras facetas de su vida, olvidando, la faceta de padres. Los padres indiferentes, dejan, con frecuencia, el cuidado de sus hijos en manos de otros.
En ocasiones, los padres ausentes, que no pasan tieimpo con sus hijos, pueden transmitir una total indiferencia a su hijo. Si los padres no están, difícilmente pueden saber qué le ocurre a su hijo, si aprende, si tiene amigos o si tiene dificultades con alguna materia.
Las consecuencias de esta baja implicación emocional con los hijos pueden ser verdaderamente graves. Esta falta de apoyo emocional perjudica el desarrollo del niño dificultando el desarrollo de sus habilidades sociales, de sus capacidades para comprender al otro y para manifestar y entender emociones. Estos déficits en su desarrollo pueden tener como consecuencia comportamientos desajustados e incluso, antisociales. Cuando nos mostramos indiferentes ante los problemas de nuestros hijos (o sencillamente, no nos enteramos) les estamos transmitiendo que no son importantes, que no hay tiempo para ellos, lo que causa verdaderos estragos en el desarrollo de su autoestima. El resultado de este tipo de educación es que el niño se convierte en un adulto inseguro con relaciones desajustadas:
- Puede mostrarse excesivamente dependiente y apegado a los demás, que busca constantemente relaciones intensas con los otros exigiéndo a los demás tiempo y cariño constantes;
- O por otra parte, puede convertirse en un adulto desconfiado, que le cuesta tener relaciones íntimas con los demás, esquiva y esperando siempre que los demás le traicionen y abandonen.
Por ello, los niños que crecen en un entorno de indiferencia, mostrarán una baja autoestima, inseguridad y muchas dificultades en las relaciones con los demás.
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