El Papa Benedicto XVI se reúne con los obispos irlandeses por pederastia
A finales de la década de 1990 comenzaron a salir a la luz denuncias contra sacerdotes y religiosos católicos, principalmente en Estados Unidos y Australia, acusados de abusos sexuales a menores, cometidos durante la segunda mitad del siglo pasado. Un informe de la BBC, de 2004, señalaba que el 4% del clero católico de Estados Unidos ha estado implicado en prácticas sexuales con menores (unos 4.000 sacerdotes en 50 años). Más de un centenar de miembros de la Iglesia Católica australiana han sido condenados por abusar sexualmente de un millar de víctimas, según la organización Broken Rites.1 El año pasado, un informe encargado por el gobierno irlandés reveló que la jerarquía eclesiástica y las instituciones católicas ocultaron durante décadas y de forma sistemática miles de casos de pederastia.
El pasado 11 de diciembre, Benedicto XVI se reunió por primera vez con la cúpula de la iglesia en Irlanda para examinar el tema.
El Papa Benedicto XVI ha condenado reiteradamente estas prácticas, subrayando que "sacerdocio y pederastia son incompatibles".2
El Papa se reúne desde este lunes con todos de obispos de Irlanda para tratar el escándalo de pederastia que ha sacudido a la Iglesia Católica de ese país y que se ha saldado con la renuncia de cuatro prelados.
Los 24 obispos dispondrán de siete minutos cada uno para dirigirse al pontífice, en un encuentro extraordinario que se prolongará hasta el martes y que busca -como informa el corresponsal de la BBC en Roma, Duncan Kennedy- restaurar la confianza en una iglesia cuya autoridad se ha visto seriamente erosionada.
Se trata de la primera reunión de un Papa con la totalidad de los miembros de una Conferencia Episcopal para tratar casos de abusos sexuales a menores. Hasta ahora, cuatro obispos presentaron su renuncia, y los prelados pidieron públicamente "perdón" a las víctimas y lamentaron haber encubierto los delitos.
En numerosos casos, los sacerdotes y religiosos acusados de actos de abuso sexual contra menores de edad, cuando estos llegaron a conocimiento de sus superiores inmediatos, recibieron como sanción llamados de atención privados y fueron desplazados a otros sitios alejados del lugar. Algunos diócesis sometieron a los acusados a tratamientos y evaluaciones psicoterapéuticas, tras las cuales estaban habilitados para reanudar sus actividades pastorales si los psicólogos o psiquiatras que los trataban le advertían al obispo que no había riesgo de reincidencia.
Esta vez con eso no será suficiente para acallar la situación, no sólo se ha perdido la confianza en los obispos, sino que también hay desconfianza entre los propios prelados.
Por ello, grupos de apoyo a las víctimas exigen compensaciones por parte de la iglesia y que el propio pontífice pida disculpas a los irlandeses.
A finales de la década de 1990 comenzaron a salir a la luz denuncias contra sacerdotes y religiosos católicos, principalmente en Estados Unidos y Australia, acusados de abusos sexuales a menores, cometidos durante la segunda mitad del siglo pasado. Un informe de la BBC, de 2004, señalaba que el 4% del clero católico de Estados Unidos ha estado implicado en prácticas sexuales con menores (unos 4.000 sacerdotes en 50 años). Más de un centenar de miembros de la Iglesia Católica australiana han sido condenados por abusar sexualmente de un millar de víctimas, según la organización Broken Rites.1 El año pasado, un informe encargado por el gobierno irlandés reveló que la jerarquía eclesiástica y las instituciones católicas ocultaron durante décadas y de forma sistemática miles de casos de pederastia.
El pasado 11 de diciembre, Benedicto XVI se reunió por primera vez con la cúpula de la iglesia en Irlanda para examinar el tema.
El Papa Benedicto XVI ha condenado reiteradamente estas prácticas, subrayando que "sacerdocio y pederastia son incompatibles".2
El Papa se reúne desde este lunes con todos de obispos de Irlanda para tratar el escándalo de pederastia que ha sacudido a la Iglesia Católica de ese país y que se ha saldado con la renuncia de cuatro prelados.
Los 24 obispos dispondrán de siete minutos cada uno para dirigirse al pontífice, en un encuentro extraordinario que se prolongará hasta el martes y que busca -como informa el corresponsal de la BBC en Roma, Duncan Kennedy- restaurar la confianza en una iglesia cuya autoridad se ha visto seriamente erosionada.
Se trata de la primera reunión de un Papa con la totalidad de los miembros de una Conferencia Episcopal para tratar casos de abusos sexuales a menores. Hasta ahora, cuatro obispos presentaron su renuncia, y los prelados pidieron públicamente "perdón" a las víctimas y lamentaron haber encubierto los delitos.
En numerosos casos, los sacerdotes y religiosos acusados de actos de abuso sexual contra menores de edad, cuando estos llegaron a conocimiento de sus superiores inmediatos, recibieron como sanción llamados de atención privados y fueron desplazados a otros sitios alejados del lugar. Algunos diócesis sometieron a los acusados a tratamientos y evaluaciones psicoterapéuticas, tras las cuales estaban habilitados para reanudar sus actividades pastorales si los psicólogos o psiquiatras que los trataban le advertían al obispo que no había riesgo de reincidencia.
Esta vez con eso no será suficiente para acallar la situación, no sólo se ha perdido la confianza en los obispos, sino que también hay desconfianza entre los propios prelados.
Por ello, grupos de apoyo a las víctimas exigen compensaciones por parte de la iglesia y que el propio pontífice pida disculpas a los irlandeses.
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